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En Defensa de «Indoamérica»

En retrospectiva, como Círculo Patriótico de Estudios Chilenos e Indoamericanos, no nos hemos hecho cargo sobre la elección del último término que forma parte de nuestro nombre [1]. Ante esta cuestión, el seguidor suspicaz podría preguntarse ¿Qué implicancias tiene este concepto? ¿Por qué usar este concepto y no otro? O ¿De dónde surge este concepto?

El ensayo que hoy presentamos, intentará resolver de manera concisa las preguntas anteriormente planteadas, buscando de esta manera justificar y fundamentar la elección de este término frente a otros más populares, y que intentan abarcar e identificar la compleja unidad multicultural continental de la cual formamos parte. ¿Qué es Indoamérica?:

El concepto de “Indoamérica” tiene orígenes dudosos. Por un lado, uno puede encontrar términos similares en la literatura política de la época (“América Indo-ibera”, “América Indo-latina” o “América Indo-española”). Por otro lado, también se les atribuye el concepto a pensadores como al peruano Manuel González Prada o al mexicano José Vasconcelos, quienes en sus obras pretenden dar una visibilidad a la herencia indígena de la identidad latinoamericana. Pero es el teórico político peruano Víctor Raúl Haya de la Torre, quien le otorga su significado más actual y reconocible.

El término aparece por primera vez en 1925, en un discurso ofrecido por Haya de la Torre (en ese entonces dirigente estudiantil) a la Federación de Estudiantes de América: “No solo queremos a nuestra América unida, sino a nuestra América justa. Sabemos bien que nuestro destino como raza y como grupo social, no puede fraccionarse: formamos un gran pueblo, significamos un gran problema, constituimos una vasta esperanza: Indoamérica” (como se cita en Torres Rojo, 2009, pág. 216).

Como se puede apreciar, el concepto de “Indoamérica” es tácito. El lector puede inferir a lo que el autor peruano se refiere con dicho concepto, pero no hay una definición realmente explicativa de este [2]. Pero para fines de este ensayo, corresponde realizar una serie de precisiones que engloban una potencial definición del concepto.

En primer lugar, “Indoamérica” interpela a la identidad del espacio geográfico que intenta denominar. Haya de la Torre parte de la premisa principal que existen “Dos Américas”, una (Norteamérica) es un Imperio y otra (Indoamérica) que corresponde a un “pueblo imperializado”. En una dirección similar, Haya de la Torre hace referencia a “la nación de veinte pueblos” o “veinte repúblicas” [3], ubicadas desde el “Río Bravo hasta Tierra del Fuego”, si bien esto vuelve a “Indoamérica” bastante similar al concepto de “Latinoamérica”, la distinción radica en el intento de abarcar no solo el pasado, sino también entender el presente y plantear un proyecto futuro:

Pero el término “Indoamérica” es más amplio, va más lejos, entra más hondamente en

la trayectoria total de nuestros pueblos. Comprende la prehistoria, lo indio, lo ibérico,

lo latino y lo negro, lo mestizo y lo “cósmico” —digamos, recordando a Vasconcelos—

manteniendo su vigencia frente al porvenir. Es término “muy antiguo y muy moderno”,

que corresponde justamente a la presente etapa revolucionaria de Nuestra América,

apenas iniciada en México, en que aparece la gran síntesis de la oposición de

contrarios que impulsan el devenir de nuestra Historia. (1979, pág. 10)

En segundo lugar, “Indoamérica” refiere al proyecto de unidad de América Latina. El sentido profundo de este significado responde a la máxima proclama del proyecto político de Victor Raul Haya de la Torre, la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), “contra el imperialismo, por la unidad política de América Latina, para la realización de la justicia social”. La esencia de la idea de “Indoamérica” como un proyecto continental y anti-imperialista se concentra en el siguiente párrafo de “El Antiimperialismo y el APRA”:

¿Cómo acometer la obra de destruir las intrigas divisionistas del imperialismo y trabajar

por la formación de una honda y definida conciencia nacional antiimperialista

indoamericana? Podemos dividir la respuesta en dos partes: por la acción política

contra el imperialismo que señale como objetivo inmediato la unificación de nuestros

países para la formación de un gran frente único de Estados antiimperialistas (véase el

capítulo VII) y por la acción de propaganda sobre las masas, especialmente sobre las

clases trabajadoras, a fin de que la mano que trabaja sea la mano que defienda,

demostrando que puede usar del boicot y de la resistencia pasiva o activa, etcétera.

Esta conciencia nacionalista, que, no encontrando otra forma de calificarla, la he l

lamado nacionalismo económico, debe llevar a nuestros pueblos la convicción de que

la riqueza que explota el imperialismo es nuestra y que esa misma riqueza debe c

onvertirse en nuestra mejor defensora. Que, si hoy el imperialismo la usa como

instrumento de esclavización nacional, nosotros debemos transformarla en arma de

liberación. No es necesario insistir más sobre este punto tan sugerente. (2010, pág. 171)

Por último, “Indoamérica” alude a la filosofía de la historia propia que sustenta el proyecto de Haya de la Torre: El “Espacio-Tiempo Histórico”. Dicha teoría corresponde a una realización propia de Haya de la Torre basado en sus lecturas de Georg Wilhelm Friedrich Hegel, Karl Marx, Arnold Toynbee y Albert Einstein (entre varios otros). En simple, el “Espacio-Tiempo Histórico” contempla una interpretación relativista de la Historia propia de cada espacio geográfico y dependiente de la conciencia cada pueblo tenga de su historia:

Diríase que hay también un “Espacio-tiempo histórico”, integrado por el escenario

geográfico (campo objetivo) y por el “tiempo subjetivo” (Ich-Zeit), que el hombre

concibe con relación a ese espacio; y ambos a su vez con un ritmo dado de tiempo

objetivo o económico que socialmente deviene “Tiempo histórico”. El escenario

geográfico, base del concepto “Espacio histórico”, está condicionado por todas las

características físicas que ofrece cada una de las regiones habitables del planeta, pero,

además de estas, por la distancia entre una y otra región, especialmente por las que

median entre las menos civilizadas y aquellas que han avanzado más en su evolución y

que marcan el índice máximo de progreso. Esta distancia ya no es sólo espacial, es

también distancia en el “Tiempo histórico”, que no se mide por relojes, vale decir,

lapso en su “longitud”, “que es completamente relativo” (Hegel).(Como se cita en

Chang-Rodríguez, 2009, pág. 12).

En base a este conocimiento, se sustenta la originalidad del proyecto político indoamericano. El ejemplo aplicado de esta filosofía de la historia se hace notar cuando Haya de la Torre señala la incompatibilidad de las teorías políticas europeas (pensadas para ese contexto) y se intentan aplicar en nuestro continente:

Resultado paradojal de la Revolución emancipadora indoamericana fueron sus

regímenes políticos nominalmente democráticos —correspondientes a una etapa

económico-social posterior, burguesa o capitalista—, en contradicción con la

organización feudal de la producción imperante en nuestros pueblos. Porque “la

Independencia no destruyó el latifundio; lo afirmó. Las ideas de los liberales y radicales

franceses perdieron su valor subversivo una vez instauradas las Repúblicas

indoamericanas. Los esclavos no se libertan inmediatamente, pese al afán democrático.

La esclavitud de los negros subsiste en Brasil hasta 1880 y en el Perú hasta 1860. No

obstante el grito inicial de emancipación, la esclavitud del indio continúa. El

aislamiento, caro al terrateniente, única clase triunfante de la Revolución de la

Independencia, determina la división y subdivisión de los antiguos virreinatos

españoles en muchas Repúblicas. Todo esto sucede, porque las bases económicas

sobre las que descansa la sociedad son feudales. (Haya de la Torre, 2010, pág. 233)

Usos posteriores del concepto:

Ciertamente, el concepto de “Indoamérica” ha caído en el olvido frente a los nombres más populares para nuestro continente (Latino/Hispano/Iberoamérica). Pero en su momento dicho término tuvo una repercusión moderada entre los intelectuales de Nuestra América.

El primer caso a destacar es el del teórico marxista José Carlos Mariátegui, coterráneo y contemporáneo de Haya de la Torre. En su artículo “Aniversario y balance”, Mariátegui enuncia su famosa frase: “No queremos, ciertamente, que el socialismo sea en América calco y copia. Debe ser creación heroica. Tenemos que dar vida, con nuestra propia realidad, en nuestro propio lenguaje, al socialismo indoamericano” (2003). Aquí, el concepto de lo “Indoamericano” aparece relacionado con el concepto de “Socialismo”. Mariátegui propone el contexto geográfico como una especificidad de un proceso mayor y abarcativo. Dicho de otra manera, “la revolución latinoamericana será nada más y nada menos que una etapa, una fase de la revolución mundial”.

A pesar de usar el mismo término, la interpretación y el uso que ambos teóricos hacen del concepto es bastante distinta. El concepto en manos de Haya de la Torre, intenta ser un proyecto político y una interpretación histórica en sí misma, mientras que, en manos de Mariátegui, el concepto adquiere la connotación indigenista más genérica [4] (el prefijo “indo” como una reivindicación de las masas indígenas postergadas). El académico mexicano Luis Torres Rojo lo explica de la siguiente manera:

Así, mientras que para el indigenismo socialista de Mariátegui asume caracteres

esencialmente indios –arquetipo mítico- dentro de las determinaciones transistorices

del socialismo, para Haya aquella no puede ser más que de “conciencia indígena” y

remitida históricamente al continente siguiendo la trayectoria de la utopía bolivariana y

contemporaneizándola con la revolución social. (2009, pág. 226)

El otro caso que destacamos es el del médico y antropólogo chileno de origen letón Alejandro Lipschutz. En su opúsculo de 1937 titulado “Indoamericanismo y Raza India”, Lipschutz esboza la hipótesis de que el concepto de “raza india” es un concepto de orden social (con implicancias culturales, políticas y económicas) y no biológico.

Debido a la naturaleza de este escrito, el concepto de lo “Indoamericano” de Lipschutz difiere del concepto político e histórico-filosófico desarrollado por Haya de la Torre, correspondiendo el primero a una noción antropológica (relativa a las masas indígenas y mestizas postergadas de América).

Sin embargo, en el capítulo final de la obra, Lipschutz reflexiona sobre el futuro del continente. Sobre la base común de la identidad de Nuestra América (el mestizaje entre lo hispano y lo indígena) y con miras a erradicar la exclusión sistemática de las masas indígenas y mestizadas de nuestro continente, nuestro autor propone lo que él denomina como “Resurrección Indoamericana”:

Lo Indoamericano está en primer lugar en esta obra de creación de una propia

tradición cultural en el seno de los pueblos de la América española. En este proceso de

creación cultural se decidirá también el destino de los valores culturales precolombinos

en cuanto no han muerto. La obra creadora espiritual colectiva de un grupo de

hombres ligados por intereses comunes vitales en un territorio limitado, es lo que

llamamos creación de una tradición nacional. Esta obra creadora nacional se puede

efectuar en nuestro continente, solo con la incorporación de las masas indígenas como

factor activo, en sentido económico y espiritual, en la vida de los pueblos

hispanoamericanos. Solo así llegará a su término feliz el proceso formativo de las

nuevas naciones indoamericanas, proceso que comenzó con la conquista. (Lipschutz,

1937, págs. 66-67)

¿Por qué preferir Indoamérica?

En su artículo titulado “El lenguaje político de Indoamérica”, Haya de la Torre explica sus razones para nominar “Indoamérica” a nuestro continente, en lugar de las denominaciones más populares (“Hispanoamérica”, “Iberoamérica”, “Latinoamérica” y “Panamérica”). Su principal motivo corresponde a que los términos antes mencionados denominan etapas históricas superadas y que excluyen factores culturales posteriores e influyentes en el actual devenir del continente.

“Hispanoamérica” alude principalmente a los países colonizados por España e “Iberoamérica” expande dicha noción hacia Brasil, pero ambas nociones omiten todos los aportes culturales pretéritos y posteriores al periodo colonial dominado por España y Portugal. Por su parte, “Latinoamérica” corresponde a una noción moderna marcada por la influencia de la Ilustración y el legado de la Revolución Francesa, que marcaron el derrotero de las guerras de independencia americana, expandiendo así el proyecto continental a Haití y las dependencias francesas en América. Mientras que “Panamérica” alude a la unidad de todo el continente americano, incluyendo a los países colonizados por el Reino Unido como Estados Unidos, Canadá y el Caribe Anglófono. Esta noción es la que despierta más suspicacias ya que es el correlato directo de la “Doctrina Monroe” y haya sus representantes en los voceros del “Imperialismo Yankee” [5].

Frente a esto, Haya de la Torre señala:

“Repitiendo ecuacionalmente mis conclusiones de 1928, sostengo que: “Hispano o Iberoamericanismo”, igual Colonia; “Latinoamericanismo”, igual Independencia y República; “Panamericanismo” igual Imperialismo; e “Indoamericanismo” igual Revolución, afirmación o síntesis del fecundo y decisivo periodo de la Historia que vivimos.” (1979, pág. 10)

Conclusión:

Como se puede apreciar, el concepto de “Indoamérica” supone tanto una comprensión profunda de la identidad de naciones tan comunes y a la vez diferentes entre sí, pero que comparten una serie de desafíos y enemigos comunes como también supone un proyecto revolucionario de superación de los males comunes para las naciones que la componen.

El desarrollo que Haya de la Torre dio al concepto, representa un aporte insuperable para el desarrollo de un pensamiento político autóctono, no solo pensado en términos de liberación, sino también basado en una filosofía de la historia propia que halla sus bases en la interpretación de una realidad continental única y específica a nivel mundial.

Actualmente, el concepto de “Indoamérica” se encuentra en desuso, su doctrina y su proyecto político asociados no son sino un recuerdo romántico de otros tiempos, cuando convergían los esfuerzos de los trabajadores manuales e intelectuales para la liberación continental y la emancipación de la clase trabajadora. A pesar de esto, como Círculo Patriótico de Estudios Chilenos e Indoamericanos, no podemos dejar de reconocer el valor del esfuerzo del primer gran intento por desarrollar una ideología política a través de un concepto que abarca la totalidad de la identidad y los desafíos que se ciernen sobre Nuestra América: la “Indoamérica”.


¡No nos avergoncemos de llamarnos Indoamericanos!*


Ian Morales

NOTAS


[1] Dentro de las “Definiciones Fundamentales”, el Círculo Patriótico se dio la labor de definir “América” en un sentido existencial y político, obviando definir las denominaciones culturales más comunes (Latino/Hispano/Ibero/Indo-américa).

[2] O al menos en la obra a la que actualmente tenemos acceso directo.

[3] Los “veinte pueblos” corresponden a: México, Honduras, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Cuba, República Dominicana, Haití, Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú, Bolivia, Brasil, Paraguay, Uruguay, Argentina y Chile.

[4] Cabe comentar que una de las críticas más difundidas contra el concepto de “Indoamérica” es el supuesto etnocentrismo indigenista implícito. Ante esto Haya de la Torre declaró en su momento: “La más simplista y común objeción al vocablo “Indoamérica” y a sus derivados “Indoamericano” e “Indoamericanismo” se afirma en el argumento de que en algunos países nuestros los indios puros son minoría, como en el caso de Costa Rica, Cuba, Colombia, Chile, Brasil, Uruguay y Argentina. No es difícil la respuesta, sin embargo, considerada Indoamérica como un todo —y tal la razón del nombre común—, el valor numérico de “lo indio” es mayoritario. Porque no se trata del indio puro, sino también del mestizo. Y no puede negarse que nuestro Continente, a pesar de sus citadinas y esporádicas islas blancas, es, por predominio de cantidad y por carácter de calidad, mestizo de indio y blanco y, en grado menor, de indio y negro” (1979, pág. 14). Esta asimilación de lo indígena con lo mestizo era bastante común en la época. Como ejemplos de esta tendencia contamos al mismo José Carlos Mariátegui, Alejandro Lipschutz o el presidente mexicano Lázaro Cárdenas del Río.

[5] La denuncia al “Panamericanismo” como un instrumento de injerencia norteamericana sobre nuestras naciones también aparece en la obra de José Carlos Mariátegui. En su artículo “El Iberoamericanismo y el Panamericanismo”, Mariátegui expone: “La política norteamericana no se preocupa demasiado de hacer pasar como un ideal del Continente el ideal del Imperio. No le hace tampoco mucha falta el consenso de los intelectuales. El Panamericanismo borda su propaganda sobre una sólida malla de intereses” (2016, pág. 26).


*Esta última oración para ser una referencia a Víctor Raúl Haya de la Torre, pues la misma aparece en su escrito El lenguaje político de Indoamérica citado en el texto e incluido en la bibliografía (en la página 9, según la versión, publicada en 1979, que allí aparece). [Nota añadida por los editores de La Nación, no aparece en el artículo original.]

Bibliografía


Chang-Rodríguez, E. (2009). La tesis del Espacio-tiempo histórico de Haya de la Torre. Obtenido de Pueblo Continente: http://www.pueblocontinente.com/libros/102_Sobre-el-espacio-tiempo-estetico-extracto-Victor-Raul-Haya-de-la-Torre.pdf


Haya de la Torre, V. R. (1979). El Lenguaje Político de Indoamérica. México D.F.: Universidad Nacional Autónoma de México. Obtenido de http://ru.ffyl.unam.mx/bitstream/handle/10391/3009/65_CCLat_1979_Haya_de_la_Torre.pdf?sequence=1&isAllowed=y


Haya de la Torre, V. R. (2010). El Antiimperialismo y el APRA. Lima: Fondo editorial del Congreso del Perú. Obtenido de https://www4.congreso.gob.pe/comisiones/2009/cem_VRHT/documentos/EL_ANTIPERIALISMO_Y_EL_APRA.pdf


Lipschutz, A. (1937). Indoamericanismo y Raza India. Santiago de Chile: Editorial Nascimento. Obtenido de http://www.memoriachilena.gob.cl/archivos2/pdfs/MC0071197.pdf


Mariátegui, J. C. (Julio de 2003). Aniversario y balance. Obtenido de Marxist Internet Archive: https://www.marxists.org/espanol/mariateg/1928/sep/aniv.htm


Mariátegui, J. C. (2016). Nuestra América. Isla de Maipo: Ediciones Askasis.


Torres Rojo, L. A. (2009). La semántica política de Indoamérica 1918-1941. En A. Granados García, & C. Maichal, Construcción de las identidades latinoamericanas: ensayos de historia intelectual, siglos XIX y XX (págs. 207-240). México D.F.: Colegio de México. Obtenido de https://www.jstor.org/stable/j.ctv3f8ntm.10?seq=1#metadata_info_tab_contents



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