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Foto del escritorLeón Irizarry

Elecciones: La Falsa Democrática

Cada cuatro votamos por los que se supone que sean nuestros líderes y actúen a base nuestro mejor interés. Sin embargo, cambian mucho los nombres para poco cambio concreto y lejos de lo necesario. Las personas comunes salen y votan, a veces por la persona que genuinamente piensa que hará un cambio o el menos mal. El primero casi nunca gana, el segundo es parte del sistema bipartidario que se ha asimilado de Estados Unidos. Para los que son de alguna manera políticamente consciente, participan de igual manera, de forma más escéptica y escogen el que más o menos se acerque a sus ideales. Aún así, ambos se conforman, dándole aliento a una máquina que en realidad nunca ha funcionado como aparenta.

Latinoamérica ha sufrido del cáncer de la democracia liberal desde los tiempos de la independencia en la mayoría de la región. En Puerto Rico llegó en un paquete de neo-colonialismo con la invasión estadounidense en el 1898. Comenzó como una bella mentira, ya que ni podíamos votar por el gobernador ni gran parte del cuerpo legislativo. En 1952 se establece el Estado Libre Asociado y la ilusión de libertad se intensifica en la isla, dando base a la política como la conocemos hoy en día. Las raíces de esta ideología política proviene del mismo lugar que el orden mundial actual del capitalismo, democracia, liberalismo y protestantismo que todos vienen en un paquete de ideas con La Ilustración, marcada con la Revolución Estadounidense y la Revolución Francesa. Estos eventos marcan un cambio histórico donde pasa de que los gobernados fueran subordinados a un poder superior como la iglesia a ser elegidos por el pueblo.

Pero, ¿estos son en realidad elegidos por el pueblo? Primero se debe entender que cuando este cambio histórico ocurrió, fue empujado y apoyado por aquellos que veían a la Corona como un estorbo para su crecimiento económico. No obstante, tampoco se puede ignorar que al momento, la gran mayoría de los monarcas eran ineptos que servían al ego de sus gobernantes y no la gracia de Dios ni el bienestar del pueblo. En Europa, al igual que en nuestro continente, después de la caída de las monarquías y el feudalismo, las oligarquías rápidamente se comenzaron a establecer. Terratenientes y comerciantes influenciaron la política desde un principio, en fin la democracia liberal no es más nada que un concurso de popularidad. Pues no se busca ganar argumentos, tener los grados apropiados ni la experiencia, pero sí votos. Es así como el financiamiento de una campaña se convierte tan poderosa. De tal manera que para mantenerse en poder y relevante para una reelección no se necesita para nada servir al pueblo pero a los intereses de los capitalistas locales y/o internacionales. Con este hecho, ya el sentido democratico de tal sistema pierde su credibilidad y es sujeto a cambio. El sistema evolucionó a la ecuación perfecta para la ilusión de la libertad y democracia; el bipartidismo. Aquí las élites económicas pueden controlar dos centros lo suficientemente diferente para que se vean como polos opuestos, pero a la vez, lo suficientemente similar para que no interrumpan con la armonía que deja que pocos sigan nutriéndose del esfuerzo colectivo. En los Estados Unidos se tiene al Partido Demócrata en contra del Partido Republicano, en Puerto Rico el Partido Popular Democrtatico en contra del Partido Nuevo Progresista. Son ejemplos de cómo dos “oposiciones” absorben el poder político y la democracia desaparece. Se crea una ilusión de posibilidad de cambio a través de la reforma electoral. Así pues, los problemas profundos filosóficos y prácticos de esta ideología nunca son posiblemente arreglados.

De tiempo en tiempo vemos candidatos independientes quienes genuinamente quieren hacer un cambio y tienen un discurso populista. Los que tienen algo de conciencia apoyan a estos, ya que envés de ser el menos peor, se ven como una opción viable. Supongamos que un candidato socialdemócrata o nacionalista gane las elecciones, en estas pasadas elecciones alguien como Victoria Ciudadana o el PIP. A pesar de que estos ganen la gobernación tienen que maniobrar la burocracia del sistema democrático liberal. Aunque estos tengan buenas ideas queda en el senado y cámara de representantes para aprobarlas como leyes. Recordemos que en estos cuerpos se encuentran los partidos que son controlados por los interés de sus inversionistas y no el bienestar colectivo. Encima de eso, el congreso de Estados Unidos también tiene el poder de darle final a un plan para nuestro verdadero progreso. Más allá, se puede imaginar que estos de alguna manera logren controlar el cuerpo legislativo local y la gobernación. Aunque esto ocurra, los proyecto que se comiencen de seguro no se verán frutos. Dado a una cuestión logística para ver los resultados en la política de toma tiempo, para un cambio económico normalmente se puede ver el cambio en cinco años y para algo educativo una generación entera. El gran problema de esto es que los gobiernos cambian cada cuatro años y a las personas no ver un cambio instantáneo es fácil caer en las falacias de los partidos principales. Es así como vemos que las opciones no son opciones. Todo lo que vemos como una alternativa viable y lógica dentro del sistema cae en el mismo ciclo vicioso. Es aquí donde muchos se sienten incompetentes y se conforman con votar. Reaccionando dentro de los márgenes del mismo sistema que ha causado nuestro deterioro social y económico. A base de que esta es nuestra realidad propongo dejar de reaccionar y tomar acción.

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