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  • Foto del escritorLeón Irizarry

El Hijo de Borikén

Ya casi se cumple un año del lanzamiento del álbum; El Hijo de Borikén por Emil Martinez. Dado al nivel de profundidad de la letra y la fusión musical, un análisis político-social es más que ameritado para esta obra de arte. Primero, se tiene que mencionar que la producción fue hecha no solo por el artista mencionado sino en colaboración con Aníbal “El S.” Vidal Quintero y cuenta con colaboraciones con otros artistas. También tenemos que hablar del hecho de que Emil no siempre ha sido rapero pero forma parte del grupo Los Pleneros de la Cresta. Estos son famosos por su gran talento y su estilo de vestirse en guayabera con un toque urbano, usando mahones y tenis como parte de su uniforme artístico. Primero haremos un análisis de la fusión musical llevada a cabo en esta composición y luego tocaremos los temas que se repiten a través del álbum.

Se tiene que reconocer de esta obra de arte el contexto musical. Hablamos del famoso Hip Hop, el cual se popularizó y comercializó con el “Gangsta Rap” de la costa oeste especialmente con el grupo “Niggas With Attitude”. La mayoría conocen este estilo como la mata del hip hop y aunque fueron los pioneros de la industria, no lo fueron del movimiento artístico. Es decir, desarrollaron el hip hop como negocio pero el origen del movimiento fue en las calles de Nueva York casi veinte años antes. Todo comenzó como fiestas en la calle de jóvenes quienes demostraron su talento a través de los cuatro elementos de hip hop; el break dancing, el grafiti, el DJ y el rapero. El proposito era romper con la violencia y resolver los problemas en la comunidad por las gangas donde latinos y negros se mataban por cuadras mientras el sistema los atacaba por igual. De hecho, se le hace mención al hecho en la canción «Se cumplió la profecía»; “Dejar mi huella en el hip hop, porque el boricua estuvo ahí cuando to’ eso comenzó”.

Así comienza el disco esa misma afirmación del hip hop auténtico. Continúa haciendo muchas críticas al rap comercial y al género del reggaeton. Demostrando así que esto se trata de un artista con seriedad, criterio y compromiso con la cultura del género musical del hip hop. Vemos cómo en «Los acribillé» explícitamente crítica a la industrialización y la falta de talento dentro del género urbano resumiéndolo en sus líneas; “mismo discurso, como los bipartidarios, tu no eres artista, tú eres un truco publicitario. Dice na na, donde anda la realidad, donde está toda esa gente que quería sonoridad, yo veo muchos exponentes y poca capacidad, entre tres no hacen uno y entre to’s ni la mitad.” Es evidente el talento y dominio del palabreo de parte del Hijo. Esta canción se pudiera comparar con canciones de Residente que han tenido críticas al género urbano pero, sin embargo, esto es un tema consistente en el álbum. Hasta en el hit del álbum, «Flow criollo», expresa: “me tienen a todos los nenes que cantan de sus mercedes, como quiera los aprecio aunque no sea como ustedes, yo sí soy real, cariño no vendo sueños”. Aquí traza una línea fija que lo diferencia de cualquier movimiento de música urbana surgiendo y demostrando una trascendencia en su música más allá del materialismo encontrado en la música popular. Otra canción es «No te compares», que mantiene pura la esencia del hip hop y traza su línea del resto con su coro; “si no te pareces no te compares” haciendo referencia al género comercializado del rap, donde hay tantos estilos repetidos, mientras el de este exponente se mantiene único dentro del estado del género actual. Además del materialismo y la protistución del género, la otra crítica a lo comercial es la falta de talento dentro del mismo. Esta crítica la hace clara y con sabor isleño en «Catimba»: “tu música no tiene dinga ni mandinga y yo traje un coro sano pa’ que se distinga”. Corto y sencillo pero, una vez más, expandiendo la dimensión no sólo por ideas sino por conceptos musicales identitarios a la nación puertorriqueña. Es con todas estas canciones que Emil logra expresar una crítica amplia y directa sobre la comercialización de la música urbana y la gran falta de talento dentro de la misma.

Es evidente que en esta composición el talento sobra. Más allá del palabreo, la fusión de varios géneros musicales a través del álbum, muchas veces en una sola canción, sirve como evidencia de la amplitud de talento de Emil y El S. Lo más obvio es el hip hop, pero como mencionamos en este álbum se preserva la esencia original del hip hop así que ellos se van al estilo de la costa este con el boom back. Los temas donde estos elementos son más evidentes es en «Se cumplió la profecía» y «No te compares». El primero comienza con un sample de un documental hablando sobre la clase trabajadora, este tipo de sample es un elemento clásico del hip hop donde en el pasado se hacía mayormente con canciones de jazz o blues como forma de venerar las raíces del hip hop. Tanto así que en el presente hemos visto cómo se han usado partes de canciones del principio del hip hop afirmando este elemento como parte de la tradición del género. Más allá, este estilo también se diferencia por samples de percusión reorganizados para generar una pista con melodías de jazz. Para los hip-hop-heads, estos temas son joyas que nos dan orgullo por tener borincanos en estos espacios que hoy en día mayormente dominan los venezolanos como lo fue el Canserbero, como lo es Apache, Lil Supa y de Cuba con Randy Acosta. En «Los acribillé» vemos un palabreo intenso con el estilo de rap, sin embargo se trata de un sample de piano estilo jazz donde nunca cae la pista. Otros temas donde está presente el rap pero de estilo más contemporáneo son «Persevera» donde se encuentran elementos de R&B y blues así como el coro de mujeres entonando. En «Aquí se trabaja» nos encontramos con una progresión épica de guitarra y batería donde escuchamos a Emil con su rap y una descarga de fusión de jazz al final.

Cuando no es un hip hop violento se trata de una fusión de diferentes géneros así como en «Orula», donde rumba guaguancó, plena, percusión de jazz con ritmos de hip hop y algo de dembow del reggaeton. Algo similar en la dinámica vemos en temas como «Catimba» y «Deja ver» dónde comienza con un género, en «Catimba» base tribal africana con bomba y plena y «Deja ver» con hip hop contemporáneo, para al fin descargar con reggaton. Para mí le da su lugar justo al reggaeton ya que a pesar de no promover lo mejor para la sociedad se ha convertido en parte de nuestra cultura y en parte de lo que somos. Las otras fusiones son mezclas de musicales que se presentan con elementos directos del jazz y blues con géneros criollos como la bomba, plena y salsa, lo que se pudiera considerar un hip hop criollo auténtico. Esto lo podemos apreciar en temas como «Flow criollo» y «Confieso» donde del blues podemos escuchar el piano Rhodes, melodías de jazz, y en «Confieso» mete hasta merengue. Encontramos más de esta fusión con jazz en «De pie nos mantenemos», donde se incluye un violín, y en «Melao y Salitre» escuchamos lo que se pudiera describir como un rock plenero. Podemos apreciar la gran diversidad musical que compone esta obra de arte. Hay que quitarse el sombrero ante el trabajo del productor Aníbal “El S.” Vidal Quintero, especialmente porque los productores no suelen recibir el crédito merecido en las composiciones musicales.

El estilo es puro, la fusión musical rescata todas las influencias culturales que tenemos como puertorriqueños, antillanos y caribeños, y el mensaje es altamente social y político. La evidencia sobra de que se trata de un mensaje Nacional Popular, siendo un patriotismo de pueblo a base de la lucha de la gente común que defiende la identidad colectiva. Quisiera aclarar que no se ha hecho ninguna afirmación pública de parte de los artistas sobre su visión política ni los estamos afiliando a algo: esta parte será meramente un análisis a través de mis ojos como escritor político. El nacionalismo presentado a través de esta obra no es uno para nada reaccionario ni alude a una colaboración ciega entre puertorriqueños. Crea un criterio estricto de la lucha por Puerto Rico y pone el bienestar del pueblo como centro de su valor político. Primero por el nombre que escoge el artista: “Hijo de Borikén” con “k” , ya que es la forma original que nuestros aborígenes le llamaban a nuestra querida isla. Con eso vemos el esfuerzo hecho por el artista por marcar un criterio y amor por lo propio de nuestra nación. La introducción de «Se cumplió la profecía» proviene de lo que creo ser un documental sobre la clase trabajadora puertorriqueña y de donde venimos como pueblo. Con un gran énfasis en la clase trabajadora, con un espíritu de Emiliano Zapata Salazar con la frase inmortal: “la tierra es de quien la trabaja”. En este aspecto es que se afirma el aspecto popular de su patriotismo, pues pronuncia una visión de pueblo-nación más que un nacionalismo de estados modernos. No solo con esta introducción, sino por completo en el tema de «Aquí se trabaja», afirma su visión afín con un orgullo de clase: el pueblo son las personas comunes que trabajan día a día pero como mucho orgullo y dignidad. Para Emil, es esto el pueblo de Puerto Rico, en esta canción pronuncia un discurso para la Patria Grande con su final cantando “América Libre, América Libre”.

En “Catimba” escuchamos el coro “Soy el hijo de Borikén, soy la hija de Borikén” afirmando nuestra identidad que en el ámbito político muchos la niegan. A aquellos lectores fuera de Puerto Rico, la política se divide aquí mayormente por la posición acorde con el estatus de la relación con Estados Unidos, así que ya afirmar que somos hijos de nuestra propia tierra y no subtítulos de extranjeros es tomar una posición política, la cual Emil afirma de gran manera. Más allá del “hit” del álbum; «Flow criollo» trata por completo de lo rica que es la identidad puertorriqueña. Una mezcla de varias razas y creencias que nutren nuestra experiencia de ser. De esta forma, promoviendo un orgullo de lo que hemos heredado de nuestros ancestros, Emil va tan lejos como citar a Pedro Albizu Campos en este tema. En el tema «Orula» se toca un tema que usualmente los artistas tratan de evitar: la espiritualidad. Emil confiesa no estar aferrado a ninguna fe, que en vez se ata a la música y la puerta que ella crea a su espíritu. Dentro del sincretismo de la santería, Orula es la divinidad de la adivinación y sabiduría. Es el testigo de Dios (Olodumare) cuando este ideó y construyó el universo. Este tema se me hizo sumamente interesante ya que mucha de nuestra generación carece de una afinidad espiritual, son normalmente ateos o un tipo de agnóstico amplio donde tratan de alejarse de una profundidad para no entrar en dogmas religiosos. Por este estado vemos como se han popularizado muchas creencias “New Age” y se ha tratado de volver a la religión de nuestros aborígenes. En otros casos vemos el acercamiento a la religión Yoruba viva a través del sincretismo de la santería.

En «Confieso», el mensaje del Antillanismo, proveniente de los próceres caribeños del siglo XIX con la idea de la Confederación Antillana, está más que presente. Donde declara que es “culpable de querer a mi bandera y por ella moriré, soy culpable yo muero en tierra antillana, latinoamericana”, vemos el mismo sentir que explicamos en nuestro previo artículo “El Polo Indoamericano”. Como fue mencionado antes, el estilo musical de esta canción recoge influencias de las Antillas. Es aquí la gran belleza de este disco: no solo dice, actúa, y el que lo escucha lo siente. En «De pie nos mantenemos» nos da un mensaje claro: “Ahora resulta quieren darse golpes en el pecho, sus ayudas federales, tiburón al asecho, yo mismo siembro, cosecho y construyo mi propio techo, quédate en grada, gracias por nada buen provecho, para qué esperar por alguien que me toma como broma…la revolución será por autogestión y punto.” Da un corte revolucionario a su discurso, que no cree en reformas del sistema, e identifica que la solución para nuestros problemas político-económicos es la autogestión.

Este álbum es muy refrescante para la cultura popular puertorriqueña, tras tanto bombardeo de materialismo y liberalismo es bueno escuchar música basada en la cultura puertorriqueña con elementos del hip hop original. Con estas creaciones se desarrolla un estándar para el público sobre profundidad y diversidad musical. El estilo recoge la gran mayoría de los géneros criollos con los elementos básicos del hip hop, creando así la mata del hip hop criollo. En la cuestión social, Emil está más que claro en su pensamiento, desarrolla una crítica certera y no se queda en quejas sino que propone soluciones para nuestra realidad. Es admirable ver este junte por el rescate del hip hop y la conciencia borincana.

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