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Foto del escritorJuan Guitierrez

Cultura Consumerista

En el pasado la norma era arreglar todo lo posible para no tener que comprarlo nuevo. Desde nuestros vehículos hasta nuestra ropa. Muchas veces por falta de dinero pero era igual una mentalidad de que si puedo arreglar y hacerlo yo, mejor. Era parte de la cultura y sociedad que las personas supieran de carpintería para arreglar cosas del hogar por igual saber coser para arreglar nuestra ropa, incluso hacerla. Es una cuestión económica y cultural; este conocimiento es capital humano(conocimiento) y el enseñarselo a tus hijos para continuar el ciclo creaba una cultura de poder hacerlo nosotros mismos. No dependía tanto del mercado, éramos más independientes en ese sentido.

Algunos todavía sabemos hacer estas cosas, para otros fue en la generación antes de nuestros padres en donde se quedó ese conocimiento. Algunos no les enseñaron a sus hijos, otros los hijos no quisieron aprender. Pero en realidad, el liberalismo nos forjó a esto. Si seguimos la lógica de las generaciones sería como en los 70 's que pasó el cambio, paralelo al boom de la explotación del tercer mundo. El mercado cambió de cualidad a cantidad. Porque hacer un buen carro que dure 20 años con buen cuidado? Cuando mejor hago uno que no aguante 10 y tendrás que comprar uno nuevo en 5. De esa manera nos comenzaron a vender el cuento de que nuevo es mejor y más eficiente, pero si lo llevamos a un costo efectivo de un vehículo en Puerto Rico, mejor es uno de los 90 's bien cuidado. No es casualidad que los modelos preferidos del pueblo son autos y guaguas japonesas de los 90 's.

Así por igual dejaron de pagarle a sus compatriotas estadounidenses para explotar a niños del tercer mundo a centavos por día. Bajan la calidad, tienes que comprar más y más seguido. Crean un problema; la mala cualidad de los productos para venderte más. Es el sentido lógico de la parte del mercado, pero y nosotros? ¿Y el ambiente?

Un problema que esto trae, especialmente en la cuestión de la ropa, es la basura y los daños ambientales para mantener esta industria. Según datos publicados por ONU Medio Ambiente y la Fundación Ellen MacArthur; para crear un pantalón de mahón o de mezclilla (como se dice en México) se utilizan 7,500 litros de agua, lo que saciaría la sed de una persona durante siete años. Anualmente la industria de la ropa usa 93,000 millones de metros cúbicos de agua, lo que sería suficiente para satisfacer las necesidades de consumo de cinco millones de personas. Por igual a nivel mundial se utiliza un 20% de las aguas residuales para el teñido y el tratamiento de textiles. En emisiones de carbono, la industria de la ropa ocupa un 10%. Un detalle muy triste es que por igual son solo 1% de la ropa que se recicla pues un 87% de las fibras terminan en vertederos, 60% ni con un año desde su fabricación. Eso equivale a $500,000 millones en ropa que se bota cada año.

amos al otro problema ambiental de este efecto del liberalismo, anualmente llegan al océano medio millón de toneladas de microfibras, las cuales no se pueden extraer del agua.

Los capitalistas como siempre solo piensan en como hacer mas dinero, así comenzaron a moldear nuestra sociedad al consumerismo. Nos han transformado en una sociedad de consumidores, no productores. El consumismo tiene sus definiciones pero la palabra encaja también cuando se habla de cómo estamos constantemente comprando artículos sin necesidad solo por aparentar un estatus social. Pues antes los pobres sabían que su valor venía de su ética y educación, ahora se quieren medir por joyas de oro falsas. Antes de comprar un hogar para nuestra familia, preferimos un carro de marca alemana aunque no lo podamos mantener. Se ha convertido en un cáncer social que afecta en muchas capas.

De nuevo, no es culpa de la gente, es lo que se nos vende como éxito por los medios y cuando conduces en un autopista se ven más “billboards” que policías. Es todo una operación psicológica para asimilarse a la sociedad estadounidense liberal. Es uno de los efectos del liberalismo, desprendernos de nosotros mismos y los que nos rodean para enfocarnos en nuestro bien material sin importar nada más. Las últimas palabras son lo más importante, pues se entiende que cuando vivimos bajo la línea de pobreza nos vamos a enfocar en nuestra realidad material pero no podemos negar las otras partes humanas por riquezas. Perder nuestra esencia como personas para superar nuestra situación económica es vender el alma al diablo.

Son muchos temas y mucha información pero todo esto tiene que ver, son cadenas que ocurren a propósito con un interés fijo. La dependencia al mercado cede control y voluntad por comodidad. El hecho de que estamos perdiendo los conocimientos técnicos tiene que ver con una visión materialista del mundo. Nuestra cultura ha sido gravemente afectada por el liberalismo a través de la colonización estadounidense. Hay que reconocer esta ideología como enemiga al igual que el colonialismo para poder luchar por la soberanía y libertad de Puerto Rico.

Enfocándonos de nuevo en el hecho de que preferimos comprar nuevo que reparar, hay unos efectos negativos en la economía local por igual. Pues si no podías precisamente arreglar tu traje por falta de maquinaria, podrías llevarlo a un sastre para que te lo corrija. Igual que se tus zapatos de cuero se comenzaban a despegar en un área se los llevaban a un zapatero. Los sastres todavía existen, muchos menos pero existen, los zapateros están casi extinguidos. Claro que el mundo evoluciona pero abandonar industrias locales para aportar en el gran mercado que explota a otros seres es evolucionar? ¿Esto es progreso?

Es parte del plan del capitalismo globalista que busca cada vez más dividir la gente para que peleen por las migajas que caen de los platos de la elite. Juntos somos más y tenemos mucho más poder con nuestra voluntad propia que la maquinaria capitalista. Ahora bien, ¿qué podemos hacer para combatir este problema? Primero, volver a aprender, el conocimiento todavía está en nuestras familias y si no, el internet tiene información de más. Hay que organizar una campaña de educación para asegurar que los puertorriqueños vuelvan a tener estos conocimientos. Si queremos la independencia y soberanía de nuestro país tenemos que comenzar con la descolonización propia. Son detalles y conceptos que nos obligan a interactuar entre nosotros para proveer soluciones para nosotros mismos. Estableciendo talleres de este tipo nos dará la oportunidad de aprender de unos mismos sobre técnicas que están a punto de olvidarse pero que en tiempos de emergencia pueden ser vitales para la supervivencia. Por igual volverá a fomentar industrias de servicio que se dedicaban a la reparación, desarrollando una economía local.

De igual forma hay que tomar conciencia en nuestro consumo. Es obvio que el capitalismo no colapsara de un dia para otro y por eso tenemos que comenzar a apostar a nosotros mismos en el mercado. Consumir compañías de puertorriqueños es mantener el dinero fluyendo en la economía de nuestro archipiélago y evitando que llegue al bolsillo de las personas que se unen en nuestra contra.

Por igual los comerciantes locales tienen que participar en el cambio, una forma seria buscar materiales que puedan ser reciclables o hasta biodegradables. Para la cuestión de la ropa y muchos usos más, la fibra de cáñamo se pudiera utilizar para reemplazar las microfibras y combatir con el gran capital. Actualmente es una industria por desarrollarse en la isla por su pronta legalización con La Ley de Cultivo de Cáñamo de 2018 a nivel federal. Con nuestro clima tropical, tierras y gran creatividad de nuestro pueblo pudiéramos desarrollar nuevas industrias que se basen en nuestras necesidades. Creando por igual cooperativas y acuerdos entre todas las partes para que el dinero fluya en la isla y le dé empleo a nuestros hermanos. Imaginemos nuestros valles llenos de cáñamo con procesadoras locales que le den la oportunidad a artistas de moda para emprender y competir con fibras biodegradables. Imaginemos que cuando a tu guayabera se le rompa un bolsillo y que tú mismo lo puedas arreglar. Imaginemos que comencemos a producir productos de calidad que se puedan arreglar con productos locales con manos locales.

Es todo parte de concientizar nuestros actos para comenzar un cambio individual que bien organizado pudiera cambiar parte de nuestra cultura. Evolucionar a seres que hacen de sus necesidades una cultura de trabajo y conocimiento. Desprendernos de los mercados al punto de ser personas independientes. Llevar a la existencia la autogestión y así organizarla como modo de sociedad. Son temas extensos y complejos pero sin dar ningún paso no avanzaremos, si no empeorar.


-Juan Gutierrez





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